Anoche alguien me contó un cuento, y hoy os lo cuento yo a vosotros:
El Lanzador de Estrellas
Loren Eiseley, 1978
Cierto día, caminando por la playa, reparé en un chico que se agachaba a
cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una
y otra vez.
Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que lo que el chico
cogía eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una
las arrojaba de nuevo al agua.
Intrigado, le pregunté sobre lo que estaba haciendo, a lo cual el chico respondió:
- Estoy lanzando las estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea
está baja y se han quedado en la orilla. Si no las arrojo de nuevo
al mar, morirán aquí.
- Entiendo -le dije- pero debe de haber miles de estrellas de mar sobre la
playa. No puedes lanzarlas todas, son demasiadas. Y quizás no te des cuenta
de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa…
¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?
El chico sonrió, se inclinó, tomo una estrella y, mientras la lanzaba
de vuelta al mar, me respondió:
- ¡Para ésta sí lo tuvo!
Yo anoche tuve la gran suerte de conocer a un montón de Lanzadores de Estrellas; en concreto a los de la ONG África Directo, Guadalupe, José María, Mafalda, Santiago...
Después, quise alcanzar la orilla de alguna playa.
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